Lejos de la ceniza triste de las opiniones, de las encendidas argumentaciones (de uno y otro bando) o de las ascuas de tertulia, el balance del primer año de la conocida como Ley Antitabaco se resume en datos y cifras. Y a partir de ellas, llegarán las conclusiones. Desde la hostelería recuerdan que ha sido nefasta, la puntilla para un año de crisis. Para las asociaciones médicas o de lucha contra el cáncer es un motivo de felicitación y el Ministerio de Sanidad ya ha anunciado, pese a los amagos de Rajoy en campaña electoral, que no tiene intención de modificar la normativa. O sea, que la prohibición de fumar en espacios públicos cerrados (como bares, restaurantes, discotecas, centros de trabajo) ha llegado para quedarse. Cumplimos un año de la ley del tabaco. Y estas son las cifras.
Lo primero, el consumo. Porque si la finalidad es que los españoles fumen menos, parece que la cosa se está consiguiendo. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo calcula, a partir de los datos de los servicio de Atención Primaria, que 600.000 personas han dejado de fumar en toda España durante el último año (serían cerca de 6.500 en Valladolid). Y esto, claro, conlleva un importante descenso en las ventas. Los datos facilitados por el Ministerio de Industria (y actualizados hasta noviembre de 2011, lo que incluye los once primeros meses de la ley) concluyen que la venta de cigarrillos ha caído el 16,4% en Valladolid. Esto supone 5.745.343 cajetillas menos (o sea, 114,9 millones de pitillos). Como contrapartida, se continúa con una tendencia ya apreciada en los últimos tres años, antes incluso de la entrada en vigor de la ley, y que consiste en el trasvase de un buen número de fumadores hacia los cigarros (casi 4 millones más) y el tabaco de liar y en pipa, que registra continuados crecimientos. Aunque nunca, eso sí, para compensar la caída de los cigarrillos (114,9 millones menos), que siguen siendo el producto más demandado en los estancos. Por marcas, destaca Marlboro (el más fumado en España), seguido por Winston, Fortuna, Chesterfield y Ducados Negro. Todos ellos han caído en ventas, aunque el estrépito es mayor en Marlboro que en el resto. El presidente de la Unión de Estanqueros, Mario Espejo, cifra en el 10% la caída de los ingresos en el sector.
Menos ingresos
Esto, respecto al consumo. ¿Y las consecuencias? El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, que reúne a 40 sociedades científicas y del sector sanitario, ha ofrecido datos «provisionales» que sitúan en el 10% la caída de ingresos hospitalarios por infarto agudo de miocardio y del 15% por asma infantil. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica ultima durante estos días un informe -lo harán público a finales de este mes- donde se constata «claramente el gran beneficio que la actual ley está produciendo en la salud pública española». Aún así, 145 personas mueren cada día en España como consecuencia del tabaco. Con todos estos datos en la mano, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que ahora dirige la popular Ana Mato ha asegurado que no tiene previsto modificar la normativa, ya que su objetivo prioritario «es preservar la salud de los ciudadanos».
De este modo, se da cerrojazo a las pretensiones de los hosteleros, que un año después aún solicitan una modificación del texto para permitir, por ejemplo, fumar en los locales nocturnos. Así, la Federación de salas de fiestas y discotecas proponía esta misma semana que sus establecimientos tuvieran un «tratamiento especial y diferenciado», ya que en esos espacios no hay menores de edad ni tampoco manipulación ni consumo de alimentos. Los empresarios de este sector entienden que con esta medida se limitarían sus pérdidas y se evitarían problemas de ruidos en la calle.
Es un hecho que, desde la entrada en vigor de la ley el 2 de enero de 2011, los hábitos han cambiado y ahora es habitual ver grupos de personas que fuman a las puertas de los bares. Esta situación ha llevado en Valladolid, por ejemplo, a que el número de terrazas se haya disparado desde los 513 hasta los 826 negocios hosteleros con veladores. Aún así, la prohibición de fumar en el interior de bares y restaurantes ha tenido efectos «perversos» para el sector. La asociación vallisoletana de hosteleros cifra en el 15% la caída de ventas (el 10% motivado por la crisis y el otro 5% atribuible a la ley antitabaco). Esta apreciación tiene fundamento si se atiende, por ejemplo, a los datos del paro. De acuerdo con las cifras del Servicio de Empleo de Castilla y León (Ecyl), a finales de noviembre había 3.402 parados en el sector de la hostelería en Valladolid. Esto supone un incremento del 6,8% desde enero, por encima del 4,75% de aumento que se ha registrado en todos los sectores.
Sin embargo, y de forma paralela, se ha producido un crecimiento en el número de contratos realizados en el sector. ¿A qué puede deberse esta contradicción? Pues por un lado a la apertura de nuevos bares (es un negocio 'barato', montar un bar, para quien ha perdido un trabajo anterior) y, sobre todo, a la estacionalidad del sector.
Así, por ejemplo, frente a los 899 contratos firmados en enero, en los meses de verano se superan los 1.700 y se alcanza los 2.463 en septiembre (durante las fiestas de la Virgen de San Lorenzo). Los camareros son, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, la ocupación más contratada en Valladolid durante los meses de verano (pero la tercera en invierno, superada por el personal de limpieza y de la industria manufacturera).
Lo primero, el consumo. Porque si la finalidad es que los españoles fumen menos, parece que la cosa se está consiguiendo. El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo calcula, a partir de los datos de los servicio de Atención Primaria, que 600.000 personas han dejado de fumar en toda España durante el último año (serían cerca de 6.500 en Valladolid). Y esto, claro, conlleva un importante descenso en las ventas. Los datos facilitados por el Ministerio de Industria (y actualizados hasta noviembre de 2011, lo que incluye los once primeros meses de la ley) concluyen que la venta de cigarrillos ha caído el 16,4% en Valladolid. Esto supone 5.745.343 cajetillas menos (o sea, 114,9 millones de pitillos). Como contrapartida, se continúa con una tendencia ya apreciada en los últimos tres años, antes incluso de la entrada en vigor de la ley, y que consiste en el trasvase de un buen número de fumadores hacia los cigarros (casi 4 millones más) y el tabaco de liar y en pipa, que registra continuados crecimientos. Aunque nunca, eso sí, para compensar la caída de los cigarrillos (114,9 millones menos), que siguen siendo el producto más demandado en los estancos. Por marcas, destaca Marlboro (el más fumado en España), seguido por Winston, Fortuna, Chesterfield y Ducados Negro. Todos ellos han caído en ventas, aunque el estrépito es mayor en Marlboro que en el resto. El presidente de la Unión de Estanqueros, Mario Espejo, cifra en el 10% la caída de los ingresos en el sector.
Menos ingresos
Esto, respecto al consumo. ¿Y las consecuencias? El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, que reúne a 40 sociedades científicas y del sector sanitario, ha ofrecido datos «provisionales» que sitúan en el 10% la caída de ingresos hospitalarios por infarto agudo de miocardio y del 15% por asma infantil. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica ultima durante estos días un informe -lo harán público a finales de este mes- donde se constata «claramente el gran beneficio que la actual ley está produciendo en la salud pública española». Aún así, 145 personas mueren cada día en España como consecuencia del tabaco. Con todos estos datos en la mano, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad que ahora dirige la popular Ana Mato ha asegurado que no tiene previsto modificar la normativa, ya que su objetivo prioritario «es preservar la salud de los ciudadanos».
De este modo, se da cerrojazo a las pretensiones de los hosteleros, que un año después aún solicitan una modificación del texto para permitir, por ejemplo, fumar en los locales nocturnos. Así, la Federación de salas de fiestas y discotecas proponía esta misma semana que sus establecimientos tuvieran un «tratamiento especial y diferenciado», ya que en esos espacios no hay menores de edad ni tampoco manipulación ni consumo de alimentos. Los empresarios de este sector entienden que con esta medida se limitarían sus pérdidas y se evitarían problemas de ruidos en la calle.
Es un hecho que, desde la entrada en vigor de la ley el 2 de enero de 2011, los hábitos han cambiado y ahora es habitual ver grupos de personas que fuman a las puertas de los bares. Esta situación ha llevado en Valladolid, por ejemplo, a que el número de terrazas se haya disparado desde los 513 hasta los 826 negocios hosteleros con veladores. Aún así, la prohibición de fumar en el interior de bares y restaurantes ha tenido efectos «perversos» para el sector. La asociación vallisoletana de hosteleros cifra en el 15% la caída de ventas (el 10% motivado por la crisis y el otro 5% atribuible a la ley antitabaco). Esta apreciación tiene fundamento si se atiende, por ejemplo, a los datos del paro. De acuerdo con las cifras del Servicio de Empleo de Castilla y León (Ecyl), a finales de noviembre había 3.402 parados en el sector de la hostelería en Valladolid. Esto supone un incremento del 6,8% desde enero, por encima del 4,75% de aumento que se ha registrado en todos los sectores.
Sin embargo, y de forma paralela, se ha producido un crecimiento en el número de contratos realizados en el sector. ¿A qué puede deberse esta contradicción? Pues por un lado a la apertura de nuevos bares (es un negocio 'barato', montar un bar, para quien ha perdido un trabajo anterior) y, sobre todo, a la estacionalidad del sector.
Así, por ejemplo, frente a los 899 contratos firmados en enero, en los meses de verano se superan los 1.700 y se alcanza los 2.463 en septiembre (durante las fiestas de la Virgen de San Lorenzo). Los camareros son, de acuerdo con el Ministerio de Trabajo, la ocupación más contratada en Valladolid durante los meses de verano (pero la tercera en invierno, superada por el personal de limpieza y de la industria manufacturera).
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