Como su hermana pequeña, los fresones necesitan un clima templado para crecer y tienen un inconfundible color rojo brillante, una carne jugosa y un intenso aroma. Además de su riquísimo sabor son una fuente abundante vitamina C, fundamental por su efecto antioxidante y porque contribuye a absorber el hierro de los alimentos. Te damos un pequeño truquito. Cuando vayas a comprar fresones fíjate bien que tenga la pulpa firme y que conserven el tallo y la hoja, dos elementos imprescindibles para que el fresón se conserve fresco y con todo su sabor.
Al natural, combinados con nata montada, vinagre, cava, zumo de naranja….Puedes consumir los fresones como quieras y lo mejor de todo…¡¡hasta en la tarta!!. Y por ello te dejamos con un sugerencia para que disfrutes de los fresones como se merecen.
Toma nota: pastel de fresón con nata.
Descongelamos el hojaldre y cortamos porciones en forma de rectángulo. Colocamos en una placa de horno con un papel anti grasa e introducimos en el horno precalentado a 200º durante 20 minutos aproximadamente. Al finalizar la cocción sacamos y espolvoreamos con azúcar glas, volvemos a introducir y dejamos que caramelice.
Sacamos del horno y dejamos enfriar. Cortamos los pasteles a la mitad y reservamos. Montamos la nata con la ayuda de una batidora con varilla o con una varilla de mano, cuando esté montada mezclamos el azúcar glas. Colocamos la nota montada en una manga pastelera y reservamos. Lavamos los fresones, les quitamos la parte del pepitero y los cortamos en láminas finas.
Rellenamos los pasteles con la nata montada, colocamos las láminas de fresón y unas gotas de crema balsámica, ponemos la tapa del hojaldre y espolvoreamos con azúcar glas. Decoramos el plato con un cordón de crema balsámica y unas ramitas de hierbabuena.
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